Se puso el impermeable
Porque llovía
Y se marchó
bajo la lluvia
Sin decir palabra
Desayuno / Jacques Prévert
Llueve y hace
frío. Tengo ganas de seguir durmiendo y olvidarme del mundo, pero los ruidos al otro lado de la puerta me lo impiden. O quizás me anticipo imaginándolos y todavía
no empezaron, porque se que está allí cumpliendo su ritual cotidiano.
Me sumerjo en la
cama hasta el fondo, debajo de las cobijas; pero me llega como un eco el sonido
del metal que con violencia golpea las paredes de la taza formando remolinos de
espuma, y la gota que salpica la mesa se multiplica y retumba en mi cabeza como
la vertiente de una catarata. Siento el
pasaje apresurado del café con leche por su garganta y el chasquido del
encendedor, y el humo del cigarrillo que
sus labios expulsan sin pausa y la ceniza cayendo sobre el plato y la
silla que separa de la mesa al levantarse y el roce del impermeable contra su
cuerpo y el portazo que precede a sus pasos en la escalera y mis lágrimas sobre
la sábana.

Qué bien contado Raquel, te felicito!!
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