Se fue el Sr. Gato
ligero tras una gata
que para no hacerle caso
huyó lejos de la casa.
Preguntó a don caracol,
que iba con su caracola,
y lo mandó con Manolo
el marido de Manola.
Siguió contento el camino,
camina, corre, camina,
llegando hasta un espino
todo cargado de espinas,
sin señal de doña gata,
perdió la risa don
gato
que se entretuvo un rato
jugando con una rata.
Y aquí se termina el cuento,
el cuento que nadie cuenta,
del pobre Sr. Don gato
que no encontró a su gata.

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