Mientras revuelve el chocolate sobre la hornalla, hipnotizada por el oscuro
remolino, cede a la tentación de probar un poco con la punta de la cuchara. Si
sus hijas la vieran contrariando esa enseñanza que siempre les hizo cumplir a
rajatabla...
Hasta se permite
recoger con la lengua los restos, que de puro glotona, le chorrean por las comisuras.
La carcajada
rebota en los azulejos, y como el paladar conserva su memoria, ese sabor de
ahora la transporta a otro tiempo.
El aroma a chocolate
llega hasta el patio, obligándola a interrumpir su solitario juego de rayuela.
Espía a la madre a través de la puerta entornada y sus ojos no pueden creer lo
que están viendo. Pero a punto de entrar y sorprenderla, se contiene y vuelve
sobre sus pasos, sin entender por qué le prohíben a ella esas cosas.
Mientras revuelve el chocolate sobre la hornalla, hipnotizada por el oscuro
remolino, cede a la tentación de probar un poco con la punta de la cuchara. Si
sus hijas la vieran contrariando esa enseñanza que siempre les hizo cumplir a
rajatabla...
Hasta se permite
recoger con la lengua los restos, que de puro glotona, le chorrean por las comisuras.
La carcajada
rebota en los azulejos, y como el paladar conserva su memoria, ese sabor de
ahora la transporta a otro tiempo.
El aroma a chocolate
llega hasta el patio, obligándola a interrumpir su solitario juego de rayuela.
Espía a la madre a través de la puerta entornada y sus ojos no pueden creer lo
que están viendo. Pero a punto de entrar y sorprenderla, se contiene y vuelve
sobre sus pasos, sin entender por qué le prohíben a ella esas cosas.

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