jueves, 7 de febrero de 2013

Raquel Mizrahi - Confidencia

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-Clara, necesito contarte algo, sos la única con la que puedo hablarlo; porque  Mario es muy duro para entender ciertas cosas… 
-No hagas tanto preámbulo que me estás intrigando.
- Eh…bueno…, sucede que… la cretona de mi balcón: se enciende cuando la miro.
- No entiendo, repetí eso.
-Se enciende es un decir, se reanima cuando la miro.
-Dame más detalles.
-Uh, esta vez parece que me equivoqué, vos también me empezás a mirar raro, como Mario.
- Estoy tratando de entender lo que estás diciendo ¡seguí por favor!
- Que la cretona, cuando la miro por la ventana está mustia, pero cuando me acerco y me paro al lado, revive.
-¿No estarás necesitando anteojos?
-¡Dudás de lo que digo!
-Eso de que la planta está mustia…supongo que la regarás y se recupera.
- No, esto es distinto: la planta está marchita cuando la miro de espaldas a ella, digamos. Después, abro la puerta del balcón y en cuanto me acerco, ya es otra. Sin regar.
- O sea que “se transforma” frente a tus ojos.
- Claro, mientras me acerco la miro y revive, es como si sus hojas y flores fueran velitas, primero apagadas y después encendidas.
-¿Pasó más de una vez?
- Muchas.
-…
-Estás conteniendo la risa. Dale, reíte de una vez y  hacete encima si querés, total...
- Mirá: sé que ciertas personas les hablan a las plantas, dicen que las beneficia; la verdad, nunca ahondé en la cuestión, ni me interesa. Sabés muy bien que no creo en esas cosas.  Pero lo que estás diciendo me preocupa, por vos digo. Me parece que algo no está bien, quizás sea el estrés.
-En otras palabras: pensás que estoy loca.
-Loca, lo que se dice loca, no. Pero sí alterada.  ¿Cuánto hace que no ves al psiquiatra?
- Desde que superé lo del insomnio, hace como cuatro años.
-Si dio en la tecla aquella vez, ahora, una consulta con él creo que va a ser lo mejor.
- Bueno, ya te conté, ya opinaste. Gracias, pero me voy porque vuelven los chicos de la pileta y quiero recibirlos con algo preparado.
- No corras tanto, que se arreglen, si ya están grandecitos…
- Gracias otra vez.
-Llamame para saber qué decidiste.


-Hola, ¡qué tarde llegás Clarita! Te extrañaba…
-Estuve tomando algo con Delia.
-¿Qué cuenta?
-Nada, un poco nerviosa, ya la conocés…
-Parece que estuvieras por llorar.
- Me da pena, es mi mejor amiga y quiero verla bien.
- Siempre preocupándote por todo, ¡venga ese abrazo!
 ¿Tomamos unos mates acá y me contás? Ya huele a primavera el jardín.
-Bueno, esperame  que  preparo.
- Riego las plantas mientras tanto, les va a venir bien.


-¡Jorgeee, hacé lugar en la mesita!
-….
-¡Joorgeee! ¿Me oís?
-…
-Jorge… ¿Con quién hablabas?


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