domingo, 7 de julio de 2013

Susana de Roca - Sala de espera

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  La sala de espera de la clínica estaba repleta. Lo único que me tranquilizaba, era pensar que quizás no todos tuvieran que hacerse el mismo estudio.
  La tarde caía y varias personas habían sido atendidas, pero quedábamos: el nene de uniforme, que a cada rato se acercaba a la puerta esperando a su mamá; la señora de sombrero extraño, que pasaba las cuentas de un Rosario; una chica joven, quien seguramente había sufrido un accidente, ya que tenía un ojo morado y la cabeza vendada, un señor de mediana edad  que no miraba a nadie, y yo.
  La noche fue cubriendo los rincones de la calle, y la clínica comenzaba a quedar en silencio. El nene se había quedado dormido en un banco;  los pasillos arrastraban pasos que habían partido, y nosotros allí en esa sala “esperando la carroza”.


                              Susana de  Roca, 1 de julio 2013

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