viernes, 2 de agosto de 2013

Raquel Mizrahi - Goles y aplausos

 
Sale a jugar al patio como todas las tardes. Pone una maceta a cada lado y patea hacia el arco aclamado por la tribuna.  Nada distrae su atención, concentrada en el ir y venir de la pelota. La madre lo mira desde la cocina, pero él no permite que invada su territorio mientras dura el juego.
Con los ruidos de tazas y cucharas se le agota el tiempo de descuento y sus cortas piernas se mueven como los dedos de un titiritero.   
Hace el último gol, acomoda las macetas y guarda la pelotita en el bolsillo.
Mientras gira la cuchara, los aplausos se apagan en el remolino de café con leche.   



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