Beto y Melena conversaban en la
esquina de siempre. El proyecto que
tenían entre manos parecía interesante y decidieron llevarlo a cabo sin mayor
dilación. Quedaron en encontrarse temprano por la mañana. Esa noche a Beto le
costó conciliar el sueño.
Era demasiado temprano cuando
Beto echó un vistazo al reloj, se quedó un rato más en la cama y siguió
durmiendo. Pasó por alto el ruido del
tren que hacía temblar la casa. Trató de volver a soñar el mismo sueño. Trató
de recordar las caras, se preguntó si las conocía de algún lado, eran confusas.
Se levantó, dejó la habitación y fue al baño. Se inclinó sobre el lavabo, abrió
el grifo y se enjuagó la boca. Se lavó la cara y se peinó. Del armario eligió
un buzo con capucha; encontró un pantalón gastado y se lo puso. Se quitó las
medias y se puso otras. Volvió al baño y se guardó las pastillas en el
bolsillo. Fue hasta la cocina, se sirvió un vaso con agua y tomó una. Volvió al
dormitorio, se puso el revólver en la cintura y salió. Se sentó en la moto,
poniéndola en marcha. Al llegar a la avenida cruzó, miró hacia ambos lados y
sonrió. En la esquina estaba Melena, quien al verlo llegar le hizo una señal de
aprobación, el lugar estaba despejado.
Al tratar de forzar la puerta de
la joyería sonó la alarma y se apuró a romper el vidrio, sabía que tenía pocos
minutos. . Quitó todo lo que pudo de los estantes poniéndolo torpemente en el
interior de la mochila. Registró la caja. Se puso el dinero en el bolsillo del
pantalón. Registró los cajones y puso
unos cuantos relojes en el bolsillo de la mochila que estaba abierto. Trató de
calcular el tiempo. Examinó el local en busca de algo más. Dio un vistazo a la
calle que seguía desierta y se quedó esperando en las sombras. No volvió a
mirar atrás. Melena, que hacía de campana, lo estaba esperando en la moto. Al
verlo salir la puso en marcha y se fueron.
Comenzaron a oír una sirena, al
darse vuelta las luces azules le indicaron la aproximación de un patrullero que
venía por la avenida en dirección a la joyería, en ese momento doblaron la
esquina y desaparecieron.

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