jueves, 29 de agosto de 2013

Ladridos en la noche

       





LADRIDOS EN LA NOCHE

    Estaba por amanecer, y el perro, que dormía en el jardín trasero, no dejaba de ladrar.
   Primero no le dio mucha importancia, porque seguramente , era el gato del vecino en sus andanzas nocturnas; pero luego de escuchar el ladrido por mas de diez minutos sin parar,  decidió levantarse.
   Agarró la linterna y por las dudas, la escopeta. Capitán, ya se había callado y permanecía acurrucado en su cucha. La luna iluminaba los rincones del jardín,  y fue entonces cuando lo vio, unos metros alejado del animal, un ser extraño, amorfo, masticaba un hueso...
  Cayó en la cuenta que había bebido demasiado y sin ver que en realidad su perro estaba muerto, volvió a dormir.

   

lunes, 26 de agosto de 2013

Susana Abbatantuono - Dos corazones

              
                  



          

Preludian  los violines en la tarde
tocando la sonata que te gusta
el pabilo de las velas arde
y el rumor del viento huele a lluvia.
Recorren las notas nuestro cuarto
endulzan con su ritmo la jornada
desandan los caminos en la arena
dos corazones que aún se aman.

                                    


Margarita Rodríguez - La ciudad



Tarde Gris. Invierno en la piel. Las suelas pegándose al chirle de las baldosas y un aire frio que se abre paso hasta los huesos.
En el bondi, una cumbia villera dispersa mi atención obligándome a cerrar la edición de Orsai que pensaba ojear durante el viaje. Me pongo los auriculares para neutralizar el ruido pero no lo logro. La realidad se me impone a pesar de mi tendencia al aislamiento.
Las frenadas y los bocinazos tampoco ayudan a concentrarme en mi soledad. Miro a mi alrededor, parece ser que a nadie lo molesta nada, y el display de Infobae, empecinado en obligarme a tragar las noticias del momento.
Todo es ruin, todo es cruel. Anónima, en medio de tanto anonimato que mira sin ver. Nadie te dirige la palabra, ni siquiera por cortesía; ni un “permiso”, ni un “disculpe”, ni un “gracias”. Cartelitos de “no moleste” en las frentes, ni siquiera las rayas de la camisa dibujadas en la piel. ¿Dónde están las banderitas de taxi libre a la espera del abordaje amistoso, que me indiquen que hoy valió la pena salir a la calle y regresar trayendo un ramo de flores de Bachín en las manos y mariposas en el corazón?

Teresinka Pereira - De pronto



Se trasciende mi deseo
de belleza
y me encierro en el
cansancio.
Sin embargo la poesía
me sostiene
con reliquias perfumadas
y ciegos amores.
¡De pronto se resucita

la alegría!

Teresinka Pereira - La Noche



En Ohio
Son las tres de la
Mañana.
Todavía no ha terminado
El día
         La noche
                   La vida…
Cumplo con mis compromisos
Y pago mis cuentas
                                De amor,
Pero amaso los sueños
Y los cubro con mi piel:

Este mundo me aburre.

domingo, 25 de agosto de 2013

Claudia Gómez - Paranoia

   

Siento que se aproxima, mis ojos, alertas, buscan una silueta para identificar, mi corazón empieza a palpitar a velocidades impensables, estoy rodeada sólo por la oscuridad y por Eso que cada vez se acerca más. Podría ser sólo mi imaginación, pero estoy segura de  que no estoy sola en éste lugar, hay algo más.
   
Escucho un ruido a mis espaldas, volteo rápidamente, siento una mirada fija en mí, no la veo pero sé que está, trato de alejarme de ella, me persigue. Corro lo más rápido que me dan las piernas, pero Eso me está cercando. Estoy aterrorizada.
  
Sigo corriendo en medio de la noche, por éste infierno desconocido y vacío sin poder pedir ayuda, no estoy segura de sus intenciones ni de su autonomía. Aún así no le va a ser fácil deshacerse de mí.
   
Siento que mi corazón se quiere salir de mi cuerpo…Mi aliento se entrecorta…Casi no puedo respirar, pero dejarme vencer no es una opción. Me detengo a tomar aire y ver a mi alrededor…Todo está en silencio, parece un silencio de cacería…Está acechándome, si solamente pudiera saber su ubicación. Cierro los ojos y vuelvo a correr, ésta vez sin importar la dirección. Me tiene casi atrapada, sólo se está divirtiendo conmigo. Abro los ojos, sigo sin poder ver y aún así sigo intentando, miro hacia atrás, escucho pasos cada vez más rápidos. Trato de apresurarme. Doblo a la izquierda, pero sé que sigue detrás de mí. No importa hacia dónde corra, sabe dónde voy.
  
Sigo escapando, intento pensar alguna forma de salvarme…Me mantengo en pie sólo por el temor…De pronto, me paro en medio de la inmensidad…No puedo escapar…No hay lugar a dónde ir…


   Desde las tinieblas una risa casi imperceptible comenzó a resonar cada vez más fuerte, retumbando en las paredes envolviendo el ambiente hasta abarcarlo todo… Él siempre gana.

sábado, 24 de agosto de 2013

Raquel Mizrahi - La enredadera

                                                           
                                                        
Elegí la casa por la enredadera. Fue lo primero que ví ni bien traspuse la reja, y me llamó la atención que de sus tallos, como finos caños de cobre, brotaran esas hojas acorazonadas que parecían cortadas con un molde. Trepaban por la columna hasta la pared del primer piso enmarcando la ventana del cuarto a la perfección.

Me mudé en verano y era un placer asomar la cabeza por la mañana para contemplar ese pequeño espectáculo de la naturaleza.
Pero lo más notable fue comprobar la forma en que se multiplicaba, porque pasados unos días ya las hojas tapizaban todo el alféizar superando el borde de la ventana, con lo cual me veía impedido de cerrarla para encender el aire acondicionado.

Esa noche el calor se había vuelto insoportable. Implorando que corriera un poco de aire fresco, me acerqué a la ventana y descubrí que las ramas colgaban hacia la pared de la habitación.
Era curioso, en una semana de vivir en esa casa admirando la enredadera, jamás había tocado ninguna de sus hojas. Pero ellas tomaron la iniciativa: primero con un suave roce de su piel sobre mis muslos y después, con sus carnosos cuerpos subiendo por mis piernas hasta invadirlo todo.


lunes, 19 de agosto de 2013

Margarita Rodríguez - Suerte de principiante



Beto y Melena conversaban en la esquina de siempre.  El proyecto que tenían entre manos parecía interesante y decidieron llevarlo a cabo sin mayor dilación. Quedaron en encontrarse temprano por la mañana. Esa noche a Beto le costó conciliar el sueño.
Era demasiado  temprano cuando Beto echó un vistazo al reloj, se quedó un rato más en la cama y siguió durmiendo. Pasó por alto el  ruido del tren que hacía temblar la casa. Trató de volver a soñar el mismo sueño. Trató de recordar las caras, se preguntó si las conocía de algún lado, eran confusas. Se levantó, dejó la habitación y fue al baño. Se inclinó sobre el lavabo, abrió el grifo y se enjuagó la boca. Se lavó la cara y se peinó. Del armario eligió un buzo con capucha; encontró un pantalón gastado y se lo puso. Se quitó las medias y se puso otras. Volvió al baño y se guardó las pastillas en el bolsillo. Fue hasta la cocina, se sirvió un vaso con agua y tomó una. Volvió al dormitorio, se puso el revólver en la cintura y salió. Se sentó en la moto, poniéndola en marcha. Al llegar a la avenida cruzó, miró hacia ambos lados y sonrió. En la esquina estaba Melena, quien al verlo llegar le hizo una señal de aprobación, el lugar estaba despejado.
Al tratar de forzar la puerta de la joyería sonó la alarma y se apuró a romper el vidrio, sabía que tenía pocos minutos. . Quitó todo lo que pudo de los estantes poniéndolo torpemente en el interior de la mochila. Registró la caja. Se puso el dinero en el bolsillo del pantalón. Registró los cajones y  puso unos cuantos relojes en el bolsillo de la mochila que estaba abierto. Trató de calcular el tiempo. Examinó el local en busca de algo más. Dio un vistazo a la calle que seguía desierta y se quedó esperando en las sombras. No volvió a mirar atrás. Melena, que hacía de campana, lo estaba esperando en la moto. Al verlo salir la puso en marcha y se fueron.

Comenzaron a oír una sirena, al darse vuelta las luces azules le indicaron la aproximación de un patrullero que venía por la avenida en dirección a la joyería, en ese momento doblaron la esquina y desaparecieron. 

Susana Abbatantuono - Perdimos la partida

      

        
Latidos  de ausencia, trae la lluvia
imágenes grisáceas, incompletas,
razones sin sentido, sin respuesta,
bemoles de soneto que preludia

Tristeza en el alma que diluvia
añoranzas, pedidos sin respuesta
arañazos de espinas que molestan
desazón en la mente que se enturbia

Trae el viento esperanzas viejas
es al fin  un ajedrez sin piezas
en el tablero vacío de la vida

Ambos jugamos en un juego prohibido
nos engañamos, quedando malheridos
descubrir que al final todo es mentira.


                                       

miércoles, 14 de agosto de 2013

Agustín Rodríguez - Habrá que esperar



Personaje -Usted ha dado por sentado que yo la asesiné.

Escritor   -Está escrito: tu pareja iba a dejarte, pero antes te contó que un nuevo trabajo la esperaba en Uruguay. Te dijo que estaba cansada de darte dinero para tus apuestas.    
                                
Personaje -¡Le pegué con la mano abierta!

Escritor   -Tomé nota de eso y de que por la borrachera, no la viste golpearse contra el filo de la mesita metálica.

Personaje -¿La policía ya lo sabe?

Escritor  -Aún no he llegado a esa instancia.

Personaje -¡Dirán que es un buen cuento el suyo!


Escritor -¿La policía o los lectores?

domingo, 11 de agosto de 2013

Margarita Rodríguez - Levanta el vuelo


                                                       Pájaro libre, de libre vuelo,
                                                       Que con tus alas llegas al cielo,
                                                       Cierra los ojos, no veas lo feo,
                                                       No oigas lo malo, canta contento.
                                                       Niño que andas con pies descalzos,
                                                       Con ojos tristes y mocos secos:
                                                       Perdona hijo si hoy no puedo
                                                       Darte esperanzas de un mundo nuevo.
                                                       Cómo se hace si de pequeño
                                                       Tan solo piensas ganar el peso.
                                                       Te acosa el hambre, te vence el sueño,
                                                       Te cala el frío hasta los huesos.
                                                        ¿Cómo le explico a los que mandan
                                                       Qué necesitas crecer entero?
                                                       Si ellos ya saben y no hacen nada,
                                                       O están dormidos o tienen miedo.
                                                       Cuenta conmigo para un consuelo,
                                                       Yo sé que es poco pero sincero.
                                                       Tantas canciones te estás perdiendo,
                                                       Tantas lecciones y tantos juegos.
                                                       Cierra los ojos, no veas lo feo,

                                                       Pájaro libre levanta el vuelo.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Margarita Rodríguez - La mesa de café



_ …!!
_ A mí no me gusta hablar de política –dice Mario- ¡Siempre terminamos discutiendo y nunca nos ponemos de acuerdo!
_ Querido Mario: te guste o no, todo es política. Cuando vas a comprar algo, cuando pagás el alquiler, cuando querés cambiar de trabajo ¡Todo es política! – reflexiona Marcos, que siempre lleva temas de actualidad a la mesa de café.
Luis se suma al grupo:
­_ ¡Salú la barra! ¿Qué talco?
Ambos lo miran sin responder al saludo, esperando que siga con sus acostumbradas frases hechas. Acusando recibo, Luis se sienta en silencio, consciente de que interrumpió una conversación importante y trata de involucrarse con el tema.
_ Lo que pasa –le explica Marcos- es que el gallego nos contó…
_Catalán, coño, ¡Qué soy Catalán! ¡Los gallegos son de Galicia! Lo interrumpió Joaquín, el dueño del bar, que en ese momento  pasaba por detrás de la mesa.
_ Tenés razón ga…, perdóname. Te decía que el hermano de… Joaquín quiere viajar a España. El asunto es que no le venden  los dólares que necesita;  hablábamos de eso y... una cosa trajo la otra.
_ Es que yo vengo al boliche a distenderme, no a cargar con los problemas de los demás –acota Mario-. ¡Mirá si  les voy a dar la lata con todas las cosas que me pasaron en la semana! Todos tenemos pálidas, pero la vida sigue. Es cuestión de cargar las pilas y darle para adelante.
_ Me parece que estás siendo un poco conformista al no cuestionar las cosas que están mal en la sociedad  –arriesga Luis, tratando de ponerse a la altura de la  situación.
_ Siempre que llovió paró – lo corta Mario.
 Marcos lo mira de reojo y no dice nada. Luis, viendo que la conversación no rumbeaba para ningún lado, aprovecha la última frase para decir:
_ Hablando de eso: ¡Qué tiempo loco! ¿Cuánto hace que no para de llover? Escuché en el noticiero que tenemos para dos días más y el extendido dice que va a subir la temperatura,  pero el lunes tenemos agua otra vez.
Todos miraron por la ventana como para verificar lo dicho.
_ y, es el cambio climático. ¡Sigamos tirando porquerías a la atmósfera! Esto se está poniendo cada vez peor –sentencia Marcos.
_ Lo que pasa es que es época del niño. Dicen en la tele que es posible que siga así hasta fin de año.
_ Será que Marcos tiene razón –dice Mario pensativo- ¿Saben lo que me compró Mecha? Un desodorante en barra. Dice que Caro le insistió tanto, que tuvo que dejar el que uso siempre en la góndola del supermercado, porque en la escuela le enseñaron que los aerosoles afectan el medio ambiente. La mocosa el otro día me hizo juntar todas las pilas que andan dando vueltas por la casa y guardarlas en un frasco. Cuando se llene el frasco, me quieren decir: ¿Dónde carajo lo pongo? Y parece que Mecha se tomó en serio lo de la ecología, porque ahora junta las cáscaras y la yerba para las macetas, ¡Y guay de que vacíe el mate en el tacho de basura! Las botellas y papeles van en otra caja, y todo así. Ah! Y no compra más palmitos para que no se extingan los monos de no sé dónde. ¡Todo por lo que la nena aprende en la escuela! No, si ahora los hijos educan a los padres.
_ Mal no está –dice Marcos- los chicos asimilan más rápido que nosotros.
_ Sí, pero ¿Qué hace una puta pila al lado de un derrame de petróleo, que son toneladas? Ó ¿Un tubito de desodorante frente a la cantidad de combustible que queman los cohetes espaciales, o la proliferación de centrales nucleares? ¡Esos sí que van a terminar matándonos a todos!

_ Bien Mario. ¿Ahora entendés porqué hay que involucrarse?

viernes, 2 de agosto de 2013

Raquel Mizrahi - Goles y aplausos

 
Sale a jugar al patio como todas las tardes. Pone una maceta a cada lado y patea hacia el arco aclamado por la tribuna.  Nada distrae su atención, concentrada en el ir y venir de la pelota. La madre lo mira desde la cocina, pero él no permite que invada su territorio mientras dura el juego.
Con los ruidos de tazas y cucharas se le agota el tiempo de descuento y sus cortas piernas se mueven como los dedos de un titiritero.   
Hace el último gol, acomoda las macetas y guarda la pelotita en el bolsillo.
Mientras gira la cuchara, los aplausos se apagan en el remolino de café con leche.   



Rita Berté - Reunión de consorcio


                                                        
Un buen día, en el edificio de Avenida Independencia al 2.200, decidieron llamar a una reunión de consorcio. Los inquilinos de las oficinas administrativas eran la sta Arroba, el sr Messenger, el sr Facebook, el sr Word, el sr Google Chrome, los sres Buscadores, el sr. Explorador de Internet y otros de segunda jerarquía, como los sres. Archivos, las sras. Carpetas de Direcciones, etc.etc.

Cada uno se sentía el integrante más importante de la Sociedad, el elegido, y no había forma de consensuar ninguna iniciativa, ya que era abortada por el más ágil, el más completo, el de mayor definición, el más rápido y el de implementación más reciente. Ninguno era capaz de dejar de lado su soberbia y empezar a considerarse parte de un todo.

Hubo que esperar integrar al consorcio a un Programador de Computación, para que bajara los humos de un hondazo a cada uno de ellos, y les explicara que los Sistemas no pueden llevarse a cabo sin la necesaria participación colectiva de todos los componentes.


Esto le llevó a comparar este sistema operativo con el de una sociedad, ya que los engranajes que la mueven no pueden funcionar individualmente, sino en coordinación.

Desde entonces todo funcionó mucho mejor. Ya no se escucharon en las mesas de reuniones gritos altisonantes, insultos, atropellos, ni discusiones estériles.