Tuve tiempos
mejores.
Recuerdo cuando
era visitada por tantas manos ávidas que hurgaban en mi interior y me entregaba a ellas rebosante, plena, dispuesta
siempre a saciar cuanta necesidad estuviera a mi alcance.
He sido fuente
de placer y pasatiempo para quien me los demandara.
Aunque no todos
acudían buscando divertirse. Hasta me atrevo a decir que ésos eran los menos.
Porque también fui proveedora de saberes y testigo de profundas reflexiones.
¿Acaso vale más
una cosa que la otra? A todos di lo
que esperaban.
El mundo cambia,
pero yo sigo siendo la misma. Y el que quiera venir a mí, siempre encontrará lo
que esté buscando.
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