¡Hola! Sentate, vení. Sentate a
mi lado. Hace mucho que no hablamos. ¿Cómo encontraste este lugar? Está un poco
alejado, pero en casa ya no se podía estar más. No nos dejaban hablar
tranquilos. Decían que asustamos a los chicos, ¡Que locura!
Acá me cuidan, no me gritan tanto
ni pierden la paciencia cómo en casa. Dentro de un rato la enfermera vendrá y
apagará la luz para que pueda dormir. Vení, paseemos por el parque, como siempre. La
noche está fresca pero hay una luna hermosa.
El domingo vinieron a buscarme.
Si, ya sé que estabas de viaje, ¡Siempre tan ocupado vos!
¡Qué paseo raro! Me llevaron a un
cementerio y nos acercamos a una lápida. Los chicos pusieron unas flores y
Martita suspiraba.
No me gustan esos paseos, son tristes.
¿Cómo pueden divertirse visitando tumbas, la tumba de alguien que murió hace
cuarenta años atrás?
Dale viejo, vení. Contame cómo te
fue en tu último viaje.

Una belleza, digno de una escritora como vos.
ResponderEliminarGracias Amiga!!
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