lunes, 28 de abril de 2014

Margarita Rodríguez - Debajo del puente



El vidrio le estalló a la chica en la cara, el colectivo dio una frenada brusca, pero no se detuvo.
_ Pará -gritó alguien desde el fondo-. El chofer aceleró, debajo del puente estaba la moto esperando. Sonaron dos piedrazos más: uno dio en la carrocería, el otro en el parabrisas trasero.  Todo pasó en cuestión de segundos. Cuando llegaron a la zona iluminada, el conductor avisó que iba a desviarse hasta el hospital para dejar a la pasajera herida, por si  alguien quería bajarse antes.
_ ¡No loco, vamos todos!  -Dijo uno de los pasajeros- Dejamos a la chica y te acompañamos a hacer la denuncia, te salimos de testigos, - recorrió el interior del vehículo con la mirada- Somos ocho.
_ No flaco, dejo a la piba, entrego el coche y tomo otro. Tengo que seguir trabajando -dos pasajeros ya se habían bajado-.
_ ¿Cómo que no va a hacer la denuncia? –Preguntó una señora de mediana edad desde uno de los asientos del fondo- ¡Casi nos matan a todos!
_ ¿Usted está lastimada?
_ No, pero la chica…
_ Se arregla con el seguro, esto es así. La denuncia la tiene que hacer la empresa, ahí le empiezan a buscar el pelo en la sopa. Habilitación, condiciones del vehículo, en qué estado estaba yo. Si no está identificado el agresor, esto no pasó nunca, ¿Me entiende?
_ Pero yo conozco a esos hijos de p… -intervino un chico que llevaba puesto  gorra y mochila-.
_ En el mejor de los casos, si damos nombres y apellidos, vienen los de derechos humanos y termino pagando el pato yo. Van a decir que fue en defensa propia, porque les quise tirar el colectivo encima.
_ ¡Cualquiera…!
_ Si, cualquier cosa con tal de desalentar la denuncia.
La joven seguía sangrando profusamente. Los pasajeros indignados se fueron yendo uno a uno, algunos le dejaron a la chica sus datos, ofreciéndose para atestiguar, alentándola para que hiciera la denuncia.
El chofer se quedó acompañándola hasta que llegó el marido al hospital. Se había quedado en la puerta junto al policía de guardia, esperando a que lo autoricen a entregar el vehículo. Al rato llega una ambulancia del CREM con un herido de bala, escoltada por un patrullero.
_ ¿Qué pasó? -Inquirió el custodio a sus colegas-.

_ Debajo del puente. Parece que estaban apedreando autos y  a este le dispararon desde uno, pero se dio a la fuga. Nadie pudo identificar al conductor.

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