
El, llegó tarde esa noche de la oficina como
tantas otras, pero esta vez estaba dispuesto a reconquistarla.
La mesa está servida,, la comida ya fría sin
haber sido tocada; y allá en el sillón del líving, seguro acurrucada estará
ella, esperando como siempre, en la
semi penumbra, con una música suave inundando la estancia, sin reproches, con
los ojos cuajados de cristales y las manos vacías de caricias.
No se animó a mirarla, se sentó despacio en
el suelo detrás del sofá.
--Perdóname mi amor, yo se que
es muy tarde, que otra vez, tu espera fue en vano. Te prometo que todo va a
cambiar, se de tu desvelo, de tu desesperanza. Muchas veces he visto tus
huellas en la playa y el corazón roto dibujado en la arena. Hoy he seguido el
camino de tus pasos y dibujé un corazón entrelazado al tuyo.
Ya no mas trasnochadas en la oficina, ni
trabajo en casa. Te traje esas rosas que tanto te gustan, y he llenado de
pétalos la cama. Desde ahora, las mañanas nos verán abrazados soñando días
nuevos y tejiendo esperanzas.
¿ No me hablas?, comprendo que sigas enojada, quizás estés dormida y no
escuchaste mis palabras…
Se acerca lentamente tratando de
abrazarla, pero Ana no duerme.
Ana busca sus sueños en el fondo del mar.