sábado, 28 de diciembre de 2013

Rita Berté - Era un barrio


Era un barrio en formación, como en pañales y rodeaba por el Sur el anillo de circunvalación de Rosario. Desde la autopista las casuchas, parecían a punto de desplomarse a tierra tal castillo de naipes, especialmente si soplaban fuertes ráfagas. Los materiales utilizados eran descartes, que en cómodas cuotas les iba proporcionando los habitantes de los alrededores. Así fue como el barrio comenzó a dibujarse tal damero multicolor, visibilizado desde la distancia. Allí estaba el hogar de Juanito Ríos, este vivía junto a hermanitos y su madre, ésta no logró darle un porvenir venturoso, era lo que había y a conformarse, pero él no cuestionaba para nada su destino. Por la mañana saltaba de la estrecha red, que hacía de cama compartida y junto a la madre salía a cirujear en rincones conocidos, donde manos caritativas dejaban, un vaso de leche, para calmar dolores estomacales, revolvían cajones en el Mercado de frutas y verduras, con la intensión de llenar la olla del puchero diario. ¡Negra perra la suerte del grupo! Más negra que el carbón utilizado por la madre de Juanito para hervir los alimentos. Ese día se le ocurrió llevar a casa un porta retrato con una vieja foto en la cual se veía sonriente a una pareja y la colgó en la pared presentable del cuartucho que ocupaban. Lo miraba y pensaba ¿Así sería su madre en el día de boda? Entonces la tomaba entre sus manos y se hacía cientos de preguntas ¿En qué lugar de este mundo caminaría su padre? Un día decidió sacar la foto del marco, quería acariciar con sus dedos los rostros. Grande fue la sorpresa, encontrar escrita una dirección. Al día siguiente de curioso fue en busca de ese lugar y desde ese entonces toda la familia desapareció de la villa, sin dejar rastro alguno. Solo después de unos años Juanito fue en busca de un recuerdo que quedó marcado a fuego en el corazón: Rosalía para que sea su compañera de ruta para el resto de sus días y la encontró con su carita aniñada pegada contra el vidrio, de la pequeña ventanita que la conectaba con el resto de las miradas. Rosalía le preguntó la causa de la ausencia de todos ellos, entonces Juanito le contó la historia, al llegar a la dirección que figuraba en el cuadro, correspondía a una casona antigua, cuyo dueño lo estaba esperando junto a su esposa inválida, aquel matrimonio tenían cifrada la esperanza en que alguna persona se acercaría hasta ellos y como no habían tenido hijos, tenían necesidad de compañía… Juanito, hermanos y madre fueron lo que ellos necesitaban y en compensación les dejaron sus bienes.

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